¿Y si cambio…..quién seré?

       Cualquier cambio que queramos llevar a cabo en nuestra vida requiere un proceso de reflexión y autoconocimiento. Este proceso incluye abrir nuestra mente y recibir pensamientos y emociones que han estado ocultas en nuestro interior y por lo general dolorosos. Paradójicamente, cuando este torrente de emociones y pensamientos comienzan a emerger, se nos dispara en nuestro interior una alarma, que nos invita a alejarnos de este sufrimiento mediante justificaciones razonadas que nuestra mente fabrica en cuestión de segundos. Fantásticos escenarios que nos apartan del conocimiento de nosotros mismos. Es paradójico porque nuestra mente, con esa excusa maravillosamente elaborada para protegernos, no hace más que prolongar una situación de angustia y sufrimiento que sigue en nosotros/as. Porque esta alarma, sólo nos da una creencia de estar bien temporalmente. Es como tomarse un analgésico o un antiinflamatorio cuando nos duele la espalda, al día siguiente o al otro, el dolor volverá porque sólo se han tapado los síntomas.

       Ejemplos de resistencias hay muchos, desde el abandono de un acompañamiento psicológico hasta el demorar apuntarme a un gimnasio. Cada persona tiene las suyas y al final, el mantenimiento de un determinado comportamiento siempre lleva asociado lo que en psicología denominamos ganancias secundarias y en PNL intención positiva, y que no son más que las formas que tiene nuestro inconsciente de conseguir un valor importante para nosotros ( amor, seguridad, aceptación, reconocimiento…) aunque ese comportamiento pueda resultar poco agradable. La característica de estos comportamientos es que las personas no somos conscientes del motivo real por el cual nos comportamos de una manera u otra, ya que funcionamos con el “modo automático”, que no es más que un comportamiento causa-efecto que en algún momento nos fue útil y nuestro cerebro ha hecho como suyo, estableciéndolo como adecuado y generalizándolo a diferentes situaciones. Cuando este comportamiento resulta ser incómodo, es cuando las personas buscamos ayuda externa pretendiendo encontrar soluciones mágicas y rápidas sin adentrarnos en reconocer nuestros lados ocultos. Si durante el proceso de acompañamiento psicológico el inconsciente de la persona detecta una “amenaza” activará automáticamente las resistencias. Por eso, para conseguir cambios perdurables, las personas tenemos que ser valientes y estar dispuestas a sumergirnos en el conocimiento de nosotras mismas, para entonces, poder decidir qué quiero cambiar y qué quiero mantener.

       Un ejemplo sería el de aquellas personas que están siempre quejándose de lo mal que se encuentran (y sin duda será cierto) y con ello consiguen que mucha gente esté pendiente de ellas. Aunque una parte de sí misma quiera encontrarse bien, su inconsciente le ha enseñado que el papel de víctima le sirve para “algo”, para no estar sola, para sentirse escuchada, cuidada, querida… En algún momento de su vida, este comportamiento le fue útil y su mente lo ha establecido como el adecuado para conseguir ese fin sin que ella sea consciente de que ese es el motivo. El trabajo consiste en ahondar en esa intención que esconde el comportamiento y en cuestionar la creencia en este caso, de que si no me quejo nadie estará pendiente de mi.

       Este proceso de darnos cuenta de las carencias que buscamos satisfacer, supone ahondar en lo mas profundo de nosotros y reconocernos emociones y sentimientos que no nos tenemos permitidos. Significa reconocernos que necesitamos amor, reconocimiento, aceptación, cariño…. y una vez que nos hemos dado cuenta, aprender otros comportamientos que nos permitan cubrir dichas necesidades básicas sin sufrimiento.

      Hacernos algunas preguntas nos puede ayudar a reconocer cuales son las resistencias o alarmas, que nos están impidiendo evolucionar. Detrás de cada una de ellas, nuestra mente encontrará excusas lógicas para abandonar el proceso. Excusas perfectamente elaboradas, razonadas y justificadas: “ no estoy tan mal, total ya se me pasará, a más gente le pasa lo mismo, no tengo tiempo, esto que me pasa es normal…

       Las respuestas han de formularse desde dentro, desde nuestro interior, desde la sinceridad hacia nosotros/as.

– Yo soy así, si cambio ¿quién seré?

– ¿Qué pierdo si cambio?

– ¿Qué me permito hacer o sentir manteniendo esta situación?. ¿Qué gano con ella?

– ¿Me lo merezco?

No seré capaz porque…

-¿Significa reconocer que yo soy culpable de lo que me pasa?

– Esto es imposible para mi porque…

       Cuestionar nuestras creencias es necesario para afrontar cambios y a fin y al cabo, vivir la vida que siempre quisimos tener.